martes, 2 de marzo de 2010

Ayer y hoy.

Cuando sólo el nórdico de tu cama te calma. Porque esta vez no quiero encontrarle moraleja al cuento, ni una solución a esta mierda. Lo escribo y ya queda dicho.
Y es que por una vez me apetece ser débil, frágil como el cristal de Murano. No quiero pensar ni evolucionar. Por un tiempo el cual dejo abierto... me convierto en agujero negro. Hacia dentro y BooM!

Camarero! Una taza de desaparición con largo de café... pero en vez de galleta, un pañuelo.

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